A medida que las temperaturas aumentan de manera antinatural y el permafrost comienza a derretirse, comienzan a desarrollarse eventos extraños e inexplicables. Los miembros de la tripulación informan visiones extrañas, se vuelven cada vez más paranoicos y muestran signos de angustia psicológica. El paisaje implacable y sus misterios parecen cobrar vida propia, ya que la naturaleza misma parece contraatacar la intrusión humana.
Lo que comienza como una advertencia ambiental pronto se convierte en un horror sobrenatural en toda regla. Larry Fessenden combina con maestría temas ecológicos con terror psicológico, creando una película atmosférica de ritmo lento que plantea preguntas sobre la explotación de la naturaleza por parte de la humanidad y sus terribles consecuencias. El aislado entorno ártico, con sus escalofriantes extensiones y su inquietante silencio, se suma a la palpable tensión, haciendo que los espectadores se sientan tan atrapados y vulnerables como los personajes. La inquietante fotografía y la música inquietante realzan el tono inquietante de la narrativa.