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Reseña: Bloodsport 4: The Dark Kumite (1999)
Bloodsport 4: The Dark Kumite (1999) es la cuarta y última entrega de la franquicia Bloodsport, protagonizada por Daniel Bernhardt como el oficial de policía John Keller. A diferencia de las películas anteriores, que se centraban en torneos clandestinos de artes marciales, esta entrega da un giro extraño, mezclando el drama carcelario con una competencia de lucha mal ejecutada.
La historia sigue a Keller, quien se infiltra en una prisión de alta seguridad para investigar una serie de muertes brutales de reclusos. Pronto descubre que el director (Ivan Ivanov) dirige una red de lucha clandestina ilegal conocida como “Dark Kumite”, donde los prisioneros son obligados a luchar hasta la muerte para el entretenimiento de los espectadores adinerados.

Si bien la serie Bloodsport es conocida por su acción de artes marciales, Bloodsport 4 sufre de una coreografía débil, secuencias de lucha poco inspiradas y una falta de narrativa convincente. Daniel Bernhardt, un talentoso artista marcial, hace lo mejor que puede con el material, pero las escenas de lucha repetitivas y mal editadas no logran capturar la emoción de la Bloodsport original (1988). La trama de la película es incoherente, con giros extraños y una actuación extraña y malvada por parte del director, que es más caricaturesco que amenazador.

Otro defecto importante es la producción de bajo presupuesto de la película, evidente en su mala iluminación, diseño de escenarios poco inspirado y cinematografía mediocre. El entorno de la prisión se siente genérico y la acción carece de la intensidad que hizo que las películas anteriores fueran agradables. La secuencia de lucha final, que debería ser lo más destacado de la película, es decepcionante y no logra ofrecer un desenlace satisfactorio.
Veredicto: Bloodsport 4: The Dark Kumite es una secuela decepcionante e innecesaria que se aleja demasiado del concepto original. Con un guión débil, una acción poco inspirada y una trama extraña, no logra capturar el espíritu de la franquicia. A menos que seas un fanático incondicional de Bloodsport o un completista de Daniel Bernhardt, es mejor que no leas este libro.
⭐ Calificación: 3/10