Last Man Down (2021) – Supervivencia brutal a puño limpio en un mundo salvaje
Si buscabas sutileza, regresa ahora.
Last Man Down (2021) es un regreso a las películas de acción brutales y sangrientas de los 80: una historia de supervivencia sombría y áspera, impregnada de venganza, sudor y furia brutal. No busca ser compleja. Intenta romper todos los huesos de la habitación, y lo hace con un entusiasmo salvaje y sin complejos.

Ambientada en un futuro postapocalíptico donde un virus ha aniquilado a la mayor parte de la humanidad y ha dejado al mundo gobernado por brutales facciones militares, la película sigue a John Wood (interpretado con una intensidad feroz por Daniel Stisen), un exagente de las fuerzas especiales que abandonó la civilización tras el asesinato de su esposa a manos de un despiadado comandante. Ahora vive en lo profundo del bosque, desconectado de todo, como un fantasma entre los árboles, hasta que una misteriosa mujer aparece en su puerta, herida, perseguida y trayendo secretos que podrían reavivar la guerra.
A partir de ese momento, la película se convierte en una cacería humana implacable: una avalancha de combates cuerpo a cuerpo, bosques llenos de trampas, motosierras rugientes y explosivas batallas finales. Stisen, un auténtico fisicoculturista y exforzudo, no solo interpreta a un héroe de acción; lo es. Gruñe más que habla, pero cada movimiento que realiza es decidido y peligroso. Es un vikingo en un mundo de Mad Max.
El villano, el Comandante Stone (interpretado con astuta amenaza por Daniel Nehme), domina la escena como el tipo de caudillo sádico que te encanta odiar. Su obsesión por el control, la dominación y la manipulación científica lo convierte en el antítesis ideológica perfecta para la venganza primigenia y natural de Wood.
Visualmente, la película se basa en gran medida en su ambientación nórdica: bosques cubiertos de niebla, lagos helados y cabañas aisladas que parecen esculpidas tras una guerra. La cinematografía es robusta y contundente, con la fuerza justa para que la acción se sienta brutal e inmersiva. Cada golpe impacta. Cada corte tiene peso.
¿La historia? Simple. ¿El mensaje? La supervivencia se gana. ¿Los diálogos? Minimalistas y efectivos. ¿El atractivo? Adrenalina pura y sin filtros.