Priest 2: Faithless Dawn (2025): La Guerra No Ha Terminado, Apenas Comienza
Más de una década después de que el éxito de culto Priest (2011) combinara crudeza postapocalíptica con horror vampírico y venganza sagrada, Priest 2: Faithless Dawn emerge de las sombras, más oscura, aguda y emotiva que nunca. No es solo una secuela. Es una resurrección.

Ambientada años después de la caída de la reina vampiro, la Iglesia se ha fragmentado. Las ciudades amuralladas se desmoronan. Una nueva amenaza, nacida no de colmillos, sino de una fe corrompida, comienza a resurgir de las cenizas de una guerra que el mundo creía ganada.
Paul Bettany regresa con una intensidad melancólica como Priest, un guerrero que fue excomulgado y ahora es perseguido tanto por vampiros como por humanos. Atormentado por visiones de un “Sol Oscuro” naciente y una profecía que afirma que salvará o condenará lo que queda de la humanidad, se embarca en una última misión: no para luchar contra monstruos, sino para enfrentarse al dios retorcido que surge en su lugar.
Pom Klementieff se une al reparto como la Hermana Ash, una nueva y feroz sacerdotisa guerrera que lo cuestiona todo, especialmente los motivos del Sacerdote. Su dinámica es electrizante: dos supervivientes moldeados por la batalla, atados por la duda y arrojados a un mundo moribundo donde incluso la luz arde.
Los vampiros han evolucionado. Atrás quedaron las hordas salvajes; ahora son conscientes, organizados y terriblemente estratégicos. ¿Su líder? Un excardenal convertido en una abominación híbrida, conocido simplemente como El Obispo Hueco (interpretado con una calma escalofriante por Charles Dance), que predica una nueva religión donde la salvación reside en la infección, no en la absolución.
El director Alex Garland impregna la película con un matiz filosófico y poesía visual: templos ensangrentados, desiertos abrasados por el sol, tecno-capillas abandonadas. Cada plano se siente como una pintura sumergida en ceniza y aceite. La acción es visceral: coreografías de artes marciales se unen al brutal combate cuerpo a cuerpo, estilizadas pero con fundamento. La espada se encuentra con las escrituras. El fuego se encuentra con la fe.
La banda sonora de Clint Mansell añade un latido cautivador bajo el caos: coros antiguos con capas de sintetizador industrial, evocando un mundo donde lo sagrado y lo condenado recorren el mismo camino.
El acto final es una revelación, no solo de la trama, sino también del propósito. Traiciones, sacrificios y una inquietante decisión final que redefine lo que significa ser santo en un mundo sin dioses.
Calificación: 9.0/10 – Épica, atmosférica y de una audacia inquebrantable. Priest 2: Faithless Dawn es un regreso salvaje y conmovedor a un mundo donde la salvación está escrita con sangre y, a veces, los herejes son los mejores santos.